angustia y pérdida

Sara
2 min readNov 5, 2022

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Aquí comparto algunos fragmentos del 2021, un año en el que llegué a experimentar verdaderos periodos de dolor, rotura y pérdida de una misma.

Evening by Darya Kalashnikova

Está oscuro. Podrían ser las ocho de la tarde o las tres de la mañana, es difícil de adivinar porque a estas alturas del año llega pronto la noche cerrada. Hace frío, mucho, y la humedad se cuela entre las capas de ropa. Ni siquiera el sonido de las pisadas sobre las hojas rompe este silencio, este silencio mayor que cualquier respiración o latido. Este silencio es el único compañero en la soledad inmensa.

Este tipo de tardes tienen un sabor único. Son tardes que sólo se dan cuando uno está triste a mediados de otoño. Son tardes en las que las ausencias vienen y golpean con más fuerza, olas de nostalgia por otros tiempos rompen contra mis costillas y la resaca arrastra mi corazón a aguas profundas. Son tardes en las que se puede experimentar una tristeza muy pura, un color muy concreto entre el gris y el turquesa. Tardes en las que no se puede distinguir si el frío que te atenaza el pecho viene de fuera o de dentro.

es confuso. es un vaivén. se mece la voluntad en mi cabeza, como una cuna, como el oleaje. siento gaviotas lanzarse a por mis pensamientos, como si estos fueran peces, son su alimento. se los llevan a lugares remotos de mi conciencia donde no llego.

la niebla no me deja guiarme por el cielo. intuyo la presencia de un faro, pero la luz se refleja en la neblina y me confunde, no consigo orientarme. sé que mi luz sigue ahí, sé que en algún lugar se encuentra la salida. es cuestión de paciencia y fe…

me pregunto adónde me llevará todo esto.

la noción de lo que es normal y previsible se ha disuelto, y ahora me veo envuelta por un sinfín de posibilidades, un reino en el que lo extraño es lo habitual, cada nuevo día estira los límites un poco más, fuerza la realidad, impone un nuevo reto que saltar. las posibilidades de mi identidad se han extendido a un horizonte mucho más lejano del que alcanzaba a ver en el pasado, y eso es a la par atrayente y aterrador. las partículas de mi ser se agitan ansiosas y excitadas, expectantes de las nuevas formas que adoptarán en el futuro. pero hay una congoja siempre subyacente en mi pecho. un miedo que se aferra al mismo núcleo de mi esencia, un miedo que ha echado raíces en mis entrañas.

qué me depara el futuro

cuánto dolor me espera

esta angustia existencial…

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